Rumspringa
Se espera que los niños amish sean obedientes a sus padres en todos los aspectos, pero cuando son mayores, durante la adolescencia (alrededor de los dieciséis años), algunos padres permiten a los jóvenes pasar por un periodo conocido como “rumspringa”. Otros padres no permiten que sus hijos partcipen en el rumspringa, esto varía entre comunidades. En esta etapa, se les permite experimentar más ampliamente con el «mundo» durante un tiempo. Posteriormente tendrán que tomar una decisión trascendental: decidir bautizarse dentro de la iglesia amish, o por otra parte, abandonar la comunidad. De esta forma, ellos podrán elegir voluntariamente cuál es el modo de vida que quieren.
Generalmente, la mayoría de los jóvenes decide regresar a la comunidad amish para ser bautizados y vivir cerca de su familia, y se considera que sólo algunos eligen no hacerlo y vivir el resto de su vida en la sociedad externa. Esto último, conlleva en algunas comunidades un rechazo de la iglesia amish y a veces la pérdida de contacto con sus familiares, aunque esto no siempre pasa, pues hay quienes sí mantienen una relación familiar o social con aquellos que han dejado la fraternidad.
Vestimenta
El código de vestimenta para algunos grupos incluye la prohibición de los botones, permitiendo que sólo ganchos y ojales mantengan la ropa cerrada. Otros grupos permiten que sus miembros cosan botones en sus vestiduras. En algunas comunidades, algunos artículos pueden tener botones y otros no (la razón para la restricción en el uso de botones es su original asociación con las fuerzas armadas).
Los amish son notables por la fabricación de sus propias prendas, y la calidad con la que elaboran sus edredones.
Típicamente, un hombre amish estará siempre bien afeitado durante su soltería, hasta que al casarse se dejará crecer la barba. En algunas comunidades, sin embargo, un hombre dejará crecerse la barba después de ser bautizado. Además, el corte de la barba no debe ser muy corto. Los hombres generalmente usan sombrero.
Los bigotes generalmente están prohibidos por ser vistos como símbolos del militarismo. Esto se debe muy probablemente a la persecución política y religiosa que sufrieron en Europa durante los siglos XVI, XVII y XVIII, época en la que la nobleza y los miembros de la clase alta alemana que servían como oficiales militares, generalmente se dejaban bigotes pero no barbas
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